martes, 21 de septiembre de 2010

Repentino e inusitado cambio de planes.

Hace un rato escribía alguna que otra tontería que sucedió durante el laaargo puente del bicentenario. Obviamene haciendo uso de mi multifuncionalidad porque al mismo tiempo seguía la sesión, checaba documentos, arreglaba un asunto atorado desde hace un año y la mañana fluía con la tristeza habitual de haber terminado hace dos días una relación infinita, y con el típico recurso de distracción que es precisamente hacer mil cosas a la vez.
*Pliiiin* sonó mi celular.... y de ese número del que no debía contestar, llegó un mensaje solicitando mi ayuda.
Sí, sí... puedo parecer un poco ingenua pero realmente pensé que el contacto era por algún asunto laboral y obviamente con eso de no mezclar los negocios con el placer, contesté y dije "si, dime".
Lo demás fueron mensajes con un texto que en ningún lugar podía notar que se requiriera de mi intervención para algo.
Ahí llegó la estocada final. Por respeto a mi dignidad, no haré comentarios sobre lo que me dijeron. Pero lo que si quiero hacer es expresar exactamente cómo me sentí.
Basura!.... Justamente eso.
Ya me sentía lo suficientemente vacía, triste, jodida y rota. No necesitaba más. No merecía que me insultaran de ese modo. Que me recalcaran la idea de que todo llegó a su fin. No necesitaba que me leyeran en voz alta las letras chiquitas que claramente informan que el contrato está terminado y que este terrible dolor es parte de la compensación por haber fallado al mismo.
No necesitaba eso.
Hice todo todo todo lo posible por demostrar que no soy una mujer como las demás. Por hacer evidente con hechos que jamás me interesó el dinero ni mucho menos las cosas materiales con las que alguien pretendiera demostrar su "afecto" (y uso esa palabra porque dudo mucho en cualquiera que signifique algo más intenso).
Mucho menos necesitaba que me restregaran en la cara que esos objetos materiales eran la manera de lavar las culpas por no sentir lo mismo.
Estoy tan herida que no puedo respirar. Siento un profundo vacío en el pecho que no deja pasar el aire. Me duele la cabeza y tengo taaanto trabajo en el que sí es bueno concentrarme, pero no puedo.
Me siento pateada, herida, jodida....
Mi mamá siempre me dijo. Jamás aceptes nada material de un hombre, porque siempre va a querer cobrarse. Hoy esa frase tiene un significado aún más doloroso.
Lamento mucho ser tan digna..... Pero no me voy a quedar así.
Espero poder hacer lo que pretendo pronto y sobre todo. Demostrar por última vez con UN solo hecho: "que yo no soy el tipo de mujer al que estás acostumbrado a tratar".

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