martes, 12 de octubre de 2010

Señalología profesional

Han sido un par de semanas bastante extrañas. Llenas de todo tipo de acontecimientos inseperados que me han puesto a recapitular y han llevado mi paciencia y tolerancia a límites peligrosos.
Durante el fin de semana, platiqué con mi hermana sobre el asunto de las "señales", ella, poco creyente de ellas, ha tenido una lluvia de "casualidades" que le hacen pensar que es momento de tomarlas en cuenta.
Por mi parte, a pesar de que desde hace un rato decidí hacer casi omiso así me golpearan en la frente, esta mañana desperté con la terrible necesidad de hacerles caso.
Ya estoy harta de mi trabajo. No soporto a mi jefe un minuto más así que es momento de comenzar a "empacar" para pasarme a retirar en el mes de diciembre y arpovechar el tiempo para ahorrar un poco de aquí a esa fecha.
Sé que dicen por ahí que si quieres hacer reír a Dios, sólo cuéntale tus planes. Así que no. Como es costumbre no tengo planes, ni ganas, ni idea de qué voy a hacer. Sólo sé que ahí ya no quiero estar. Que todas las cosas que están sucediendo en estos momentos, me estan obligando a decidir a patadas intentar cosas nuevas. Qué? Pues quien sabe, pero algo nuevo y YA.
Así que durante todo el día, las cosas se me presentaron para reafirmar la idea de que tengo que cambiar, buscar nuevos horizontes y en esta ocasión reconozco que mi vida es una pila de cosas para la basura tanto en el plano profesional como en el personal.
Contar las pequeñas anécdotas laborales que han tenido la maravillosa cualidad de mandarme directo al límite de mi paciencia/tolerancia, podría ser bastante jocoso, pero no tengo ganas de recordar las estupideces que pasan porque me rehúso a creer que alguien en verdad tenga tan poca capacidad o que sea tan caprichoso. Como lo es mi jefe.
Así que ayer. Lunes, me rehusé a ir a trabajar. Me quedé en casa, me comí un cuerno en la cafetería de la esquina de mi casa, regresé y dormí. Y desperté y comí, y volví a dormir. No quiero pensar. Me siento molesta, irritable, chocada pero con ganas de recibir eso que se llama "iluminación divina" que me de la señal CLARA para poder agarrar el nuevo rumbo.
Jamás me había sentido una extraña dentro de mi propia piel. No sé si mi interior cambió o si estoy en algún proceso de negación o de aceptación de todas las cosas que me molestan y deben de cambiar. Pero por el momento ni la experiencia que dice mi hermana tengo en aquello que ella llama "señalología profesional" me permiten ver lo que necesito para salir de este agujero.

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