lunes, 13 de febrero de 2012

Treinta y seis días después....

(Mayo 2011,... antes de la Habana)

Sentada en el mismo lugar esperando encontrar la concentración necesaria para olvidar el miedo y seguir haciendo planes. No entiendo por qué me siento paralizada ante lo que sigue. He planeado millones de viajes para tantas personas y ahora que me toca a mi no sé por dónde empezar.
Llevo dos días intentando encontrar el principio de la organización y todo está desorganizado, y yo con una frescura indescriptible sigo pasmada cuando sólo me quedan 18 días para tomar un vuelo para el que obviamente no tengo boleto.
Hace 36 días deseaba huír del país. Y ahora que lo tengo enfrente estoy aterrorizada, creo que en mayor medida es el pánico de enfrentarme a lo que según yo eran mis sueños pero había olvidado en el camino.
Y si me equivoqué? Y si no es por ahí? Y si descubro que para eso no sirvo? Ufff.... Sé que encontraré el modo de tener todo listo en el menor tiempo posible. Pero quisiera (por esta semana) olvidarme de la ansiedad y de eso que antes llamaba presentimientos; que ahora sé que es una rara combinación entre miedo y la terrible voz de mi ego y limitarme a concentrarme en hacer lo que tengo que hacer (y quizá hasta disfrutar el proceso)
Creo que la mayor parte de todo este miedo es por primera vez sentirme sola, libre y sin ningún tipo de atadura más que la que me quiera poner yo misma. Y aunque en el fondo aún extraño y me encantaría poder compartir esto, también sé que de seguir ahí no estaría haciendolo.
Han sido 36 días difíciles (sumado a toooodo el tiempo anterior) de dudas, preguntas sin respuesta, incertidumbre, lamentos, culpas, lágrimas, soledad, silencios que desean ser gritos y de guardar el amor y el dolor haciendo el mayor esfuerzo para que no se conviertan en odio, rencor y resentimiento.
Espero que la distancia, el clima, el acento y el nuevo reto hagan la magia que tienen que hacer para terminar de cicatrizar más rápido la herida.
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Trato tanto de no pensar en tí. Que en momentos como este, cuando releo lo que simplemente sale por mis dedos, no puedo evitar sentir nuevamente el nudo de tu ausencia en mi garganta

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