miércoles, 13 de abril de 2011

#5

Subí la barda. Llegué a la cima. Fue menos difícil que doloroso y melancólico. Pero al llegar arriba por unos segundos tome un respiro, abri los ojos y no vi nada.
Desde arriba no se podía ver nada... absolutamente nada. Creo que por que mis ojos están sucios aún por todo el moho que me encontré en el camino. Confieso que un par de veces quise ver de nuevo para atrás, buscando la escalera y había desaparecido. Pero repentinamente aparecieron a mi lado dos duendes.
Se veían y escuchaban amistosos, uno de ellos incluso trató de limpiar las lagañas de mis ojos para que pudiera ver el paisaje. Quizá por lo cansada que estaba decidí escucharlos. Sacaron una que otra sonrisa para que justo en el momento en el que pensé que quizá podría confiar en ellos, así. Sin más y sin darme cuenta tomaron impulso y me aventaron.
Pude escuchar sus carcajadas, sus burlas por ser tan confiada mientras me lanzaron en una caída libre cuyo fondo tardó mucho en llegar.
No sé si es cuestión de tiempo o de altura, pero lo que si se es que durante la caída pude ver literalmente toda mi vida frente a mis ojos. Recordar tantas cosas, y personas olvidadas. Lamentar tantas decisiones de todo tipo. Vi todo, mi vida profesional, mi vida amorosa, mi vida estudiantil, mis decisiones, recordé por qué las tomé y volví a sentir el dolor de cada evento desafortunado. No, no pude recordar las partes amables de la historia.
Y llegué al final. SPLAT! o algo así sonó mi cuerpo al azotar secamente contra el piso.
Y ahí estoy. No sé si tengo múltiples fracturas, o algún derrame cerebral. Lo que si sé es que no me dió amnesia y que no puedo moverme porque me duelen partes del cuerpo que no sabía que podían doler.
Sé que tengo que levantarme pero no puedo. Estoy cansada, así que creo que por el momento dormiré aquí. Sin moverme. Esperando que de alguna manera se curen todos esos raspones y que pueda ponerme de pie para explorar el horizonte.
Mientras tanto, me sigue doliendo la frialdad del muro y aún escucho en mi cabeza la risa burlona de los duendes.

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