(Septiembre 6, 2011)
El post del día de hoy, tiene como finalidad poder sacar de mis dedos toda la furia que tengo por diversas incomodidades laborales que me tienen a punto de gritar y salir corriendo.
Sí, ya sé que llevo la eternidad quejandome de mi trabajo y no más no lo cambio (cuando en teoría eso es lo que se hace cuando uno ya no se siente bien en un lugar) Pero bueno, tengo mis razones de importancia y por el momento lo único que me queda es esperarme aquí. Pero definitivamente las condiciones de "infraestructura" después de la mudanza al nuevo edificio, han hecho del trabajo algo cada día más intolerable.
Estoy segura de quienes llevaron a cabo el diseño de estas oficinas, jamás en su vida han convivido en una oficina por más de 3 horas. Por lo tanto no consideraron los diversos aspectos que hacen el ambiente laboral insoportable.
Eso de los cubículos "abiertos" en donde uno no cabe (sobre todo cuando manejas una cantidad importante de papeles como es mi caso). Esa "apertura" de espacios hace que desafortunadamente uno tenga que conocer todo ese tipo de prácticas secretariales que yo desconocía por haber tenido la oportunidad de tener mi propio "despacho" durante los 3 primeros años.
Ahora me doy cuenta de la cantidad de veces que las secretarias comen, qué comen, cuántos catálogos revisan al día, ahora tengo conocimiento de que existen catálogos de zapatos, colchas, lencería, platos, vasos, joyería.... ah y que dentro de esos catálogos, también puedes encontrar ropa, más zapatos, más colchas, más tuppers, etc.
Después de rolar los catálogos, vienen las dueñas de los catálogos a tomar los pedidos, y luego que si el zapato no era de esa talla, que si se cambia que si no, que si el color no es el mismo, que costaba más o costaba menos, pero me debes dos quincenas del labial del catálogo anterior......
Tema aparte el asunto de la tanda.... y más cuando los integrantes de dicho "grupo de fomento a la economía" pertenecen a cada una de las oficinas ubicadas en el piso, por lo tanto en día de quincena hay que ver desfilar a los que vienen por su propio pie a pagar la tanda, el que viene a cobrar la tanda, y en el peor de los casos las llamadas eternas buscando a los "que me deben lo de la tanda".
Después pasamos a las llamdas personales. Sin pudor alguno y sin darse cuenta que la modernidad ha llegado a nuestros días y no es necesario gritar por el auricular para que tu interlocutor escuche fuerte y claro; es el momento de poner los asuntos familiares al día, con todos los integrantes de la familia que sea posible. Ah! y también con las amigas, y por qué no, hacerles enlaces después de contarles el drama familiar para que el afectado -en propia voz- vuelva a contar el drama al más puro estilo de Libertad Lamarque y así; utilizar (ahora si) la modernidad de la conferencia tripartita, para comentar sin recato alguno lo malhombre, desolbigado, patán, usurero (o sea cual sea el adjetivo que corresponda al drama) es el villano protagonista de la cuestión.
Después pasamos a las comidas, al olor a taco, torta o galletita con café. A las indirectas entre el personal por (obvias razones) de convivencia....
Y así... podría seguir... Por el momento sólo puedo decir. Odio a los "arquitectos minimalistas" (que obviamente sólo han convivido en despachos amplios) y extraño poder cerrar la puerta de "mi oficina"
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