Pues en medio de toda una tormenta emocional, hormonal y mental, las pastillitas de la felicidad me han dado cierta claridad (o entumecimiento) para poder llevar a cabo las actividades cotidianas.
Caí de nuevo en un rutina... de esas feas que nadie entiende.
Pero gracias a las pastillitas de la felicidad, hoy creo que tengo que retomar el camino de aquello de los nuevos rumbos y nuevas visiones.
Para dónde? no tengo la menor idea. Pero me siento un poco más tranquila de saber que por más que le escarbé agua no salió.
Mientras tanto... seguiré con las happy pills... y esperando las señales necesarias para hacer de esta.. lo que debe ser.... una vida feliz
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