Todo comenzó muy mal, cuando desperté aún sintiendome bastante mal de gripa; era bastante tarde, y obviamente junté todo el poco ánimo que los mocos me brindaron para poder venir a trabajar.
Desde que llegué, llamada tras llamada. Primero la repatriación de un cuerpo, después darles la noticia a los familiares que en 36 hrs de viaje desde Texas hasta Cárdenas, Tabasco; tendrán a su familiar pero que en el accidente en el que murió, su cuerpo quedó deshecho y que por ningún motivo podrían abrir la caja para verlo por última vez. Cuando su mamá me llamó y me dió los datos, me dijo que justo hoy su hijo estaría cumpliendo 25 años. Así que fué horrendo, llamarle a la hermana, dandole fríamente la información y suplicandole que recordaran a su hermano tal y como lo vieron antes de partir.
Después de eso, nuevamente recibí al Ing. que sigue teniendo la fórmula mágica para evitar inundaciones pero que nadie lo quiere escuchar. Llegó con el mismo traje raído, el mismo portafolio desgastado y el mismo discurso de siempre.
Llamadas, llamadas y más llamadas. La niña con leucemia sin recursos, las inundaciones, la reunión de protección civil, los boletines, mi asistente con problemas personales y su necesidad de pedir consejo, y justo en medio las exigencias tontas de la esposa de mi jefe y por qué no; mi jefe mismo pidiendome una recomendación de un restaurante italiano aquí cerquita con reservación ahorita.
Después, problemas con el ahora monopolio de aeromexico, conseguir viajes imposibles a precios inalcanzables y sin que el cosmos me brinde el poder de convertir post its en fajos de dinero para poder resolver asuntos y sobre todo ayudar a tanta gente.
Y entre todo eso, por qué no? La llamada de mi ajustadora de seguros para recordarme que el diá de mañana pasarán por el pago semestral de mi seguro de gastos médicos, lo que significa seguro que este mes tampoco pagaré el teléfono de casa.
Cosas más, cosas menos, algunas que no puedo escribir, y sobre todo entre doscientos cof cof's, media caja de kleenex, dos tazas de té y 4 aspirinas efervecentes, el día de mañana pinta mucho peor. Aún no sé cómo voy a resolver determinados problemas que sin Rivotril seguramente me quitarán el sueño y me impidirán llegar a la reunión de mañana a las 8.30 de la mañana.
Desperté con gripa y mocos, pero con un panorama completamente distinto, y el día se complicó tanto que justo en este instante sigo sentada en mi escritorio pensando cuáles deben ser las palabras indicadas para notificarle a mi jefe la bola de nieve que se nos viene encima.
No he comido, tampoco tengo hambre, pero realmente deseo un abrazo y sobre todo el día de hoy un reconfortante "todo va a estar bien" y al contrario. Tendré que llegar a mi casa, a levantar todo lo que dejé regado por el piso por haberme despertado tarde, a saludar a mi oreganón y mi albahaca, a tomarme una pastilla y a esperar un poco de iluminación divina para poder sacar esta semana adelante, entre mi propio concierto de cof cof y atshuuu. Vaya mes Patrio!
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