miércoles, 10 de noviembre de 2010

#3

Despertar temprano, hacer jardinería, el frío no ayuda en lo absoluto a mi tan amada mata de albahaca, al contrario, se ve enferma, triste y amarilla.
No sé mucho de plantas, pero lo intento, así que por hoy apliqué un makeover que espero no termine de matarla.
Desperté a las 6, son 10.23 y sigo en cama con la chillante y horrorosa bata amarilla que sólo se utiliza por que es súmamente cálida.
Por el momento no hay pensamientos, ni hambre, ni nada. Sólo la pereza extrema de levantarme de la cama e intentar dirigirme a mi lugar de trabajo a sacar los pendientes que puedo hacer desde aqui. No tengo ganas de que nadie me vea. Mucho menos de que me vean la cara.
Será que hoy si me atreva a ser pelirroja?
Sigo sin entender por qué parte del proceso de una ruptura es querer cambiar todo. Desde el peso, la ropa, el lugar de trabajo, de residencia hasta el color del cabello.
Desafortundamente los hombres no hacen eso. Se verían bastante "cómicos" con rayitos, algún corte mal hecho o un nuevo look de ropa al estilo "emo".
Yo no puedo ser "emo" ni aunque lo sienta, ni aunque lo intente.... mi enorme trasero y la considerable circunferencia de mis muslos no me permiten usar esos pantaloncillos que los distinguen.
A menos que me los ponga en los brazos y camine de manos.
En fin.... ojalá y más tarde me den ánimos de salir... por lo pronto. Trabajo en casa.
Y mira que si tengo un poco de cosas que hacer.

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